Una tecnología Israelí hará que los vehículos autónomos “puedan ver” en todos los climas

En 2018 un vehículo autónomo de Uber golpeó y mató a un peatón en Tempe, Arizona, el hecho se convirtió en la primera fatalidad vinculada con este tipo de vehículo inteligente y activó las alarmas de advertencia en toda la industria.

Con preocupación, tanto constructores como legisladores se preguntaron una vez más lo inevitable: Los vehículos autónomos están listos para ser probados en la calles? ¿Cómo se puede mejorar la tecnología para evitar más choques sangrientos?

Atenta a esto, la empresa emergente TriEye desarrolló una cámara SWIR (infrarrojo de onda corta) montada en el tablero que permite que se conduzca con seguridad bajo la nieve, niebla, polvo y lluvia.

Los vehículos autónomos “ven” a través de una variedad de cámaras y sensores de alta tecnología conectados al vehículo, pero incluso las mejores cámaras pueden confundirse en zonas oscuras o durante una tormenta.

Por ello, la propuesta de la compañía israelí podría comenzar a dar respuestas al mercado automotriz.

Las cámaras SWIR están en uso hace varias décadas en vehículos militares pero siempre fueron demasiado caras para ser utilizadas en autos comunes.

¿Qué experiencia hay en el tema? La tecnología de TriEye se basa en diez años de investigación realizados por el profesor Uriel Levy, director del laboratorio de Nanofotónica de la Universidad Hebrea de Jerusalén.

Este científico buscó formas de reducir el costo de las cámaras SWIR al hacerlas funcionar con semiconductores CMOS. Más simple: esos son los tipos de chips de silicio utilizados por la mayoría de las cámaras digitales en la actualidad.

Su idea fue reemplazar la tecnología de semiconductores InGaAs, que son mucho más costosas, que alimenta a la mayoría de las cámaras SWIR.

Esa tecnología onerosa utiliza arseniuro de galio, un compuesto químico que no es producido de forma natural, lo que hace que sea difícil de fabricar y comercializar. Como resultado, incluso una cámara SWIR de baja resolución basada en InGaAs puede costar más de 20.000 dólares.

“Colocar una cámara SWIR en un semiconductor CMOS reduce el costo casi mil veces»”, le explicó Ziv Livne, vicepresidente de desarrollo de productos y negocios de TriEye, a ISRAEL21c.

El estudiante Avi Barkal acompañó a Levy en los últimos años del proceso. Allí vio las oportunidades comerciales y en 2016 fundó TriEye junto a Omer Kapach como vicepresidente y Levy como director de tecnología.

La compañía ya recaudó 17 millones de dólares de inversores de alto perfil como Intel Capital, Marius Nacht (cofundador de Check Point Software) y Dov Moran de Grove Venture, inventor de la unidad flash USB y presidente de la junta de TriEye.

La compañía comenzó con un enfoque en la industria automotriz pero su tecnología podría funcionar en otras áreas, incluida la inspección industrial, la seguridad y la óptica. Es que las cámaras SWIR pueden ver cosas que los ojos humanos no, incluso con mal tiempo u obstrucciones.

Para potenciar su rendimiento, TriEye combina la alta resolución de su cámara SWIR con algoritmos de inteligencia artificial (IA).

“La IA puede entender fácilmente si está viendo un automóvil, un camión o un peatón. No tenemos que conducir y recolectar millones de imágenes para volver a anotarlas”, explicó Livne.

Las cámaras para vehículos autónomos se han convertido en una especie de industria artesanal en Israel, donde ya están operando varias de estas compañías, incluidas Innoviz, Oryz Vision, Autotalks, Vayyar y Mobileye.

Pero qué hace que TriEye sea diferente a la competencia? “Para el problema que estamos resolviendo, el desafío de baja visibilidad, los sensores que existen hoy en el mercado no obtienen suficiente resolución, contraste y comprensión de la escena para tomar decisiones de conducción confiables», argumentó Livne.

De todas maneras, ese no fue el problema cuando el Uber no tripulado mató a Elaine Herzberg mientras andaba en bicicleta en una carretera de cuatro carriles. El clima estaba despejado y había buena visibilidad.

Lo que pasó es que Uber había desactivado el sistema de frenado de emergencia del automóvil para lograr un viaje más suave, y el software del auto, que notó la presencia de Herzberg seis segundos antes del impacto, no funcionó. Peor aún, “el conductor humano de respaldo”, no estaba mirando la carretera.

La baja visibilidad y el mal tiempo representan la causa del 21 por ciento de los accidentes automovilísticos en Estados Unidos, lo que significa un total de 1.200.000 colisiones por año.

Si TriEye puede jugar un pequeño papel para reducir ese número, Livne estará “más que satisfecho”.

 

Fuente: es.israel21c.org / Brian Blum